Tomado del libro: Las mentiras del Tío Sam o los mitos del Imperio
Prólogo
En los comienzos de este siglo XXI _Cuando los vientos de libertad avivan con mayor fuerz la flama revolucionaria _ La ambición imperialista yanqui amenaza al mundo entero y por doquier escuchamos lamentos de dolor.
Ahora que la Operación Milagro ha conseguido la proeza de devolverle gratuitamente la vista a más de 600 mil personas, que la Misión Robinson convirtió a Venezuela en territorio libre de analfabetismo y que el método Cubano Yo Si Puedo ha permitido que 3 millones de personas _ en más de 15 países de América Latina, Oceanía y Africa _ sepan leer y escribir, necesitamos orientar al pueblo sobre el inminente peligro que nos acecha.
La humanidad vive uno de sus momentos cruciales porque estamos ante el dilema de ser o no ser de la antigua filosofía: un solo paso atrás y estamos perdidos; luchando o perecemos, eso es todo.
Iraq, cuna de la espléndida civilización mesopotámica, ha sido invadida por las hordas bárbaras y los campos de concentración en Guantánamo y alrededor del mundo están repletos de infelices brutalizados por la dictadura yanqui.
Los crímenes y las injusticias de los últimos años _ el brutal agravio contra los pueblos de África, Afganistán. Palestina y el Líbano _ han confirmado irrebatiblemente que la ambición imperialista yanqui es una mortífera plaga que funestamente se extiende por todo el orbe.
Un asesor del presidente Bush declaró en New York Times _ en un arrebato geopolítico durante el verano del 2002 _que
nosotros somos un imperio ahora y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad(...) _de manera juiciosa, como usted lo hará nosotros atuaremos una vez más creando otras nuevas realidades, las cuales ud también podrá estudiar, y así es como las cosas se separarán(...) _Somos actores de la historia y todos ustedes se quedarán tan sólo estudiando lo que nosotros hacemos...
Pero la auténtica realidad _la que no procede de la propaganda _ demuestra que Estados Unidos, aunque poderoso, es incapaz de convertirse en un imperio porque no dispone de las fuerzas militares necesarias para sojuzgar, ya no digamos al mundo entero sino a dos Estados medianos e indefensos en el Medio Oriente, porque no tiene la solvencia financiera para mantener su pretensión hegemónica mundial y porque la población gringa se expande no exportando colonos sino importando un millón y medio de extranjeros cada año.
Estados Unidos no es eminentemente un imperio sino una nación cuyas ambiciones imperiales representan un auténtico peligro para la humanidad, para todas las formas de vida que habitan el planeta y para la Tierra misma.
Los supremacistas anglosajones que regentan Estados Unidos son sólo imperialistas de clóset porque únicamente pueden expresar sus ambiciones en determinados círculos políticos _ Cónclaves secretos _ y porque tienen que disfrazar sus perversas intenciones con la apariencia de la defensa de la libertad y la democracia.
Estados unidos no es el promotor de la libertad, la democracia y la civilización, ni el invulnerable imperio que la propaganda nos hace creer sino un miserable organismo histórico o cuando mucho un imperio cojo, un lame empire, un tigre de papel con severas taras congénitas porque desde su nacimiento se acostumbró a vivir y disgrutar a expensas de otros pueblos. La historia yanqui aporta nítido testimonio respecto, con la legalización de la esclavitud, las incesantes guerras de agresión, la explotación colonial, los fraudes, los monopolios y ahora se convertido en en el pandillero de la aldea global que salvaguarda los sórdidos intereses del orden financiero mundial contra la liberación del Tercer Mundo. Los ambiciosos imperialistas yanquis anhelan febrilmente dominar al mundo y recurren en estos instantes a su consagrado arsenal: monopolio informativo, el embuste, la corrupción, la propaganda la conspiración, el bloqueo económico, la diplomacia, el sabotaje, el genocidio, el asesinato de gobernantes legítimos que no se arrodillan antes sus dictados, la guerra sin declaración, la coacción militar con medios técnicos superiores y la aparentemente desinteresada ayuda económica con fines inconfesables, para conretar sus siniestros propósitos.
En estos instantes nuestra amada América Latina es uno de los bocados más apetecidos por la bestia yanqui _ principalmente Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y la Triple Frontera _ y está amenazada de muerte por la avalancha arrodalladora y brutal del abominable imperialismo estadounidense.
De cuando en cuando emerge en América Latina algún estadista heróico y defensor de la libertad, pero los mercaderes gringos siempre intentan sobornar a esos hombres justicieros, y cuando no lo logran suelen financiar grandes conjuras secretas para derrocarlos y asesinarlos porque la voracidad yanqui no escatima medios _por perversos que sean _ para lograr sus fines.
La insaciable codicia estadounidense siempre desemboca en el asesinato y en dictaduras generosamente patrocinadas desde Washington.
Somos libres y queremos vivir libres, sin dictaduras capitalistas, sin espías, sin campos de concentración.
América Latina ha conquistado su independencia en los campos de batalla, ha sufrido lo indecible y ama su libertad.
Creemos que nuestra América Latina necesita una nueva doctrina política que sea superior al capitalismo que es solo un movimiento oportunista sin ideología definida, un amasijo de conceptos diversos, contradictorios, modelados desde arriba, desde el poder, y por ello es totalmente derechista y extremista.
La doctrina capitalista tiene sabor a poder, a orgullo , a soberbia; solo quiere dignidades, jerarquías dinero, señorío; que le rindan vasallaje y pleitesía; que la aplaudan, que la admiren, que la idolatren, considera muy provechosa la desigualdad social e insolentemente decreta que sólo los mejores _los más arteros, cínicos, cobardes, tramposos, corruptos y pícaros _ tienen el derecho de gobernar y de beneficiarse con los recursos nacionales.
SNo sólo de pan vive el hombre, po eso debemos alimentar mundialmente también una contraofensiva de las ideas, para demostrar que las acciones yanquis son un genuino peligro para la humanidad y asegurarnos que la propaganda imperialista gringa no encuentre terreno fertil en la mente ni en el corazón de nuestro pueblo.
Debemos restringir las posibilidades de que las mentiras del Tío Sam _ los mitos del Imperio _ continúen manipulando despiadadamente las aspiraciones y las esperanzas de libertad de las naciones porque los pueblos deben entender que si se vive con terror, con pobreza, con hambre, con privaciones, con guerras y conflictos es por causa de la ambición imperialista yanqui que calamitosamente se propaga por el mundo.
El capitalismo y su credo neoliberal realmente no resiste un análisis de fondo _ son basura _ pero sólo demostrando la falsedad del sistema capitalista, sus monumentales falllas, y tirando sobre el tapete de la actualidad los principios fundamentales del socialismo cristiano lationameriano del siglo XXI podrá iniciarse en el mundo una nueva era, un nuevo orden en los siglos, apoyado por la Améria Latina.
Por lo anterior, ahí va como un león temible este pequeño y sencillo libro al campo de batalla _ ciento por ciento verídico y práctico _ para desenmascarar a los traidores y desconcertar a los opresores ante el veredicto solemne de las conciencias despiertas y de los hombres libres de todo el mundo que están en contra de la triranía y de los crímenes sin precedentes cometidos por el ambicioso régimen yanqui y por los que lo apoyan.
Hasta la victoria siempre!
¿Patria, socialismo o muerte!
¡Venceremos!
ADALBERTO PÉREZ
29 DE MAYO DE 2007
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