*
*de rafa cid*
Estamos curados de espanto. Pero no por eso dejamos de asombrarnos cada vez
que nos citan. Cuando los medios hablan de anarquismo, sacan la garrota. No
hay vez que no se les vea el plumero. Da igual su afiliación política. Los
de de la Iglesia porque hay que mantener viva la sagrada cruzada contra los
descreídos. Los de la derecha por aquello de al enemigo ni agua. Los de
centro por su cinismo costumbrista (ya se sabe, todos son iguales, todos
hicieron de las suyas, dicen con su rutinaria arrogancia). Y los de
izquierda…los de izquierda, nada de nada. En España no hay medios de
comunicación de izquierda: los liquidaron al amanecer parientes de los que
ostentan el poder
Ha sido precisamente el referente mediático de esa pedantocracia que nos
quiere gobernar el encargado, una vez más, de sembrar cizaña a voleo sobre
el movimiento libertario español. Ahora a cuenta de una exposición que se ha
inaugurado en Zaragoza con motivo del centenario de la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT). Premier oficial, sin duda interesante en su
apartado documental, pero con el evidente prejuicio de presentarlo como una
muestra de arqueológica ideológica. O como mucho de una anacrónica corriente
utópica y romántica. Cosa de nostálgicos ajenos a la realidad de los tiempos
que corren.
Por eso el diario El País nos ha regalado sendas exclusivas. Una en forma de
tribuna de opinión del historiador Juan Casanova, que pasa por ser una
autoridad en la materia, seguramente por ser maño oriundo y por haber hecho
la mili en el Servicio Histórico Militar, donde pudo bucear a sus anchas en
los archivos malditos. Y al día siguiente una crónica sobre la exposición de
marras. Ambas informaciones adolecían de la misma evanescencia. Prejuicios y
perjuicios a menudo narrados con la pomposa gravedad de quien persigue
demonizar deleitando. Esos malvados ácratas tan ligeros de gatillo. Casanova
hace el aliño habitual, decoroso en las formas, con un punto de rigor en el
contenido, pero sin olvidar dejar caer el tema del supuesto terrorismo como
una de las señas de identidad del anarcosindicalismo español. Ese movimiento
social, fuertemente arraigado entre los trabajadores, factor decisivo de la
transformación cívico-social de la clase obrera, del que, aunque no sabe
explicar el porqué de su casi exclusivo arraigo en España, concluye que es
agua pasada. Un claro ejemplo de prospectiva sin base ni fundamento, una
versión castiza de historia contra-fáctica Da igual, no consintamos que la
premeditada realidad nos estropee una buena historia, que decían los genios
del periodismo creativo. Ahí queda, lo dijo Casanova, punto redondo: fue
bonito mientras duró, pero ya es una pieza de museo. Palabra de
historiadores ufólogos para aviso de caminantes.
La otra pieza maestra de nuestro periódico global en español es más soez.
Pero no se trata de una rareza, el diario que un día fue independiente ya
nos tiene acostumbrados a este tipo de jugarretas. La letra con sangre entra
y si ilustramos un texto con una foto-denuncia, mejor que mejor, la opinión
pública nos lo agradecerá. Y dicho y hecho. El País ha colocado junto a la
crónica de la muestra "Tierra y Libertad. 100 años de anarquismo en España",
no una foto de época, sino una recreación "del atentado anarquista contra
José Canalejas, presidente del Consejo de Ministros en 1912". Será, como
dice a modo de presentación Casanova, el director científico de la
exposición, para "hacer justicia" a este fenómeno.
¿Ladran luego cabalgamos? Lo único que estos ataques a la objetividad
histórica demuestran es que en las alturas hay miedo de que la utopía
anarquista vuelva donde solía, como demuestra la pleyade de grupos que
surgen reivindicando la idea libertaria, cuando del comunismo sólo queda su
capitalismo salvaje y de la socialdemocracia su capitulación con armas y
bagajes ante el neoliberalismo. Hoy hay un movimiento obrero
anarcosindicalista (CGT, CNT, Solidaridad, etc.) que, como ha demostrado la
huelga general del 29-S y las movilizaciones anexas, propende a ser el polo
de atracción de movimientos sociales y sindicatos alternativos; los
principales colectivos jóvenes que actúan política y radicalmente en la
sociedad civil son de estirpe ácrata y, como en aquellos bravos años del
centenario, dignidad y lucha, hay una explosión de ateneos, publicaciones y
prensa de carácter antiautoritario. Y no es flor de un día. La radia
alternativa más veterana del país es Radio Klara, libre y libertaria, que
emite desde Valencia (104,4 FM) hace ya más de 29 años, y el equipo de Todos
los Nombres, uno de los colectivos más representativos de la galaxia
asociativa para la recuperación de la memoria histórica, está animado e
impulsado por gente bregada en la idea.
Y todo a base de voluntad y convicción. Sin apoyos estatales ni patrocinios.
Con las manos desnudas. Con la misma generosidad con que han levantado por
suscripción popular monumentos y placas en ciudades y pueblos en homenaje a
Durruti (León), Abad de Santillán (Reyero), Ascaso (Zaragoza), Seguí
(Barcelona) y tantos otros luchadores comprometidos con la causa de la
libertad, la igualdad y la solidaridad. Un rayo que no cesa ni cesará
mientras queden personas con dignidad y conciencia social. Ahí está, como
último botón, la reciente entrega en el Parlamento Europeo de una Carta a la
Ciudadanía Europea firmada por cientos de ciudadanos exigiendo la anulación
de las sentencias del franquismo, misiva que va suscrita, entre otros muchos
intelectuales, por el escritor José Luis Sampedro y el filósofo Michel
Onfray.
Esa es la realidad sin colorantes ni conservantes. Y lo demás son cuentos y
medias tintas. Aunque ya sabemos que a los españoles les han contado muchas
historias. Cuentos y más cuentos, verdades a medias, mentiras descaradas y
cuchilladas a la historia para aterrorizarnos con sermones, mitos y
leyendas. Como esa otra "reconstrucción" del asesinato de Cánovas del
Castillo (el Monstruo de Málaga, luego vendría Carnicerito) que preside en
berroqueño pedestal la entrada al edifico del Senado. Para general
escarmiento, y sobre todo para ocultar la consustancial violencia del Estado
y de los poderes fácticos, que muchas veces hicieron espontánea e
irrefrenable la legítima defensa de los oprimidos. Compensaría que nuestros
galácticos investigadores glosaran, por ejemplo, la recuperación del sumario
del proceso militar a Joan Peiró, entregado por Hitler a Franco desde el
exilio francés y fusilado en Paterna (Valencia) porque se negó a aceptar un
alto cargo en los sindicatos del régimen ("el acero se rompe, nunca se
dobla", respondió), aunque ante el tribunal constará el testimonio a su
favor de muchos religiosos y personas de derechas a quienes había salvado la
vida.
Pero el canon autista de académicos e intelectuales mediáticos está al
acecho, impasible el ademán. Todo en la cultura impostada de la democracia
del 18 de julio y sus herederos conspira contra la memoria democrática del
pueblo soberano.
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*"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones"* *-Buenaventura Durruti*
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