Martín Almada, activista paraguayo de derechos humanos
y Premio Nobel Alternativo de la Paz, fue el descubridor
de los archivos secretos del Plan Cóndor.
(Foto Alejandro Reinoso / El Telégrafo).
y Premio Nobel Alternativo de la Paz, fue el descubridor
de los archivos secretos del Plan Cóndor.
(Foto Alejandro Reinoso / El Telégrafo).
ENTREVISTA CON MARTÍN ALMADA, DESCUBRIDOR DE LOS ARCHIVOS SECRETOS DEL PLAN CRIMINAL DE LAS DICTADURAS DEL CONO SUR
"EL PLAN CÓNDOR SIGUE VIGENTE E IMPULSADO POR E.U. PARA MANTERNER EL PENSAMIENTO ÚNICO"
Martín Almada, activista paraguayo de derechos humanos
y Premio Nobel Alternativo de la Paz, fue el descubridor
de los archivos secretos del Plan Cóndor.
(Foto Alejandro Reinoso / El Telégrafo).
POR MARÍA ELENA VACA
El paraguayo Martín Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz, cuenta cómo se consolidó la represión y asegura que este plan criminal aún continúa, impulsado por Washington para controlar a los pueblos de América Latina.
En 1975, una ola de persecución política y militar a escritores, estudiantes y religiosos puso en zozobra a la población en Paraguay, en donde cerca de 100.000 personas fueron secuestradas y torturadas.
A este proyecto, años más tarde se lo conoció como el Plan Cóndor, principal instrumento de persecución y muerte que usaron los dictadores militares en el Cono Sur (Argentina, Chile y Paraguay) para amedrentar a los intelectuales de la época.
Almada fue el descubridor de los archivos secretos del Plan Cóndor, razón por la cual se le otorgó el premio Nobel Alternativo de la Paz. En esta entrevista cuenta sus odiseas en las cárceles paraguayas, en donde fue torturado alrededor de tres años y medio. Nació el 30 de enero de 1937 en Puerto Sastre, en Paraguay. Estudió Pedagogía en la Universidad Nacional de Asunción y obtuvo su licenciatura en 1963. Fundó con su esposa, la profesora Celestina Pérez de Almada, el Instituto Juan Bautista Alberdi, en San Lorenzo. En 1972 obtuvo una beca en la Universidad de La Plata, para seguir un doctorado en educación, allí fue apresado.
Han pasado 35 años desde la consolidación del Plan Cóndor en los países del Cono Sur. ¿Qué le motiva seguir adelante con estas investigaciones?
Es la primera vez que me hacen la pregunta, sensata, pues, según la prensa es algo que ya pasó y ya. Pero yo puedo asegurar que el cóndor sigue volando en Latinoamérica; tiene otra estrategia, pero el objetivo es el mismo.
¿Cuál es la estrategia ahora?
El objetivo es el mismo, en el Cóndor 1 había varias cabezas visibles: Henry Kissinger, Secretario de Estado norteamericano, en Washington; Augusto Pinochet, en Chile; Videla, en Argentina; Banser, en Bolivia. El trabajo era limpiar el ejército, la sociedad civil comunista y eso dejó más de 100.000 víctimas. Esas víctimas del Cóndor 1 fueron dirigentes de la clase obrera, artistas, estudiantes, religiosos, dirigentes campesinos. La clase pensante se pintó de sangre, se tronchó un proceso en donde la clase intelectual fue eliminada. El Cóndor 2, en cambio, se dirige desde los EE.UU. a través de la Conferencia de Ejército Americano. El objetivo es el mismo, es decir, mantener el pensamiento único. El objetivo es de explotación, no quieren que sigamos creciendo.
¿Cómo ese plan puede convertirse en un ejemplo para evitar abusos sobre los derechos humanos en países de la región?
EE.UU. sigue creando terroristas. Obama duplicó el presupuesto militar para el control. Yo me enteré del Cóndor 2 porque encontré un documento secreto militar, en donde un coronel de Paraguay le escribió a un coronel ecuatoriano, en 1997, y le dijo: "aquí le mando la lista de los subversivos paraguayos para que usted haga la lista de los de América Latina". Es decir, que no es algo que ya pasó; el proceso continúa.
¿Cuál sería entonces la participación de Ecuador?
El documento secreto es la prueba que tenemos, estamos siguiendo la pista del proceso. A través de la justicia paraguaya se le pidió al coronel paraguayo que declare.
¿Lo hizo?
Sí, pero ese coronel se asustó bastante. Dijo que en 1995 en Bariloche se reunió Menem con Pinochet, y en 1997 lo hicieron en Quito. Se reunieron todos los coroneles, inclusive participó un general prestigioso de su país, que hoy incluso ejerce la política. Se reunieron en el cuartel Salinas, y el general ecuatoriano los recibió a todos ellos.
¿Qué tanto se avanzó en esa reunión?
Tuvo dos objetivos esa reunión, lo hicieron bajo la consigna de demostrar que el ejército americano lucha por la democracia; pero lo que se ocultó es que los EE.UU. montarían bases militares en Colombia y Panamá, que hoy ya están ahí.
Pero, ¿ahora con la creación de Unasur y el Alba no se ha parado estas vinculaciones?
No, todo lo contrario, con el Alba y Unasur, si bien los pueblos se revelan, gracias a Cuba, Bolivia, Venezuela y Ecuador, y ya no somos un patio trasero de EE.UU., el Cóndor 2 se fortalece. Se firman convenios con Rusia y con China, que antes era impensable para EE.UU. A ellos les preocupa el estado democrático de América Latina, la democracia no se pone por la fuerza.
¿La creación del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre) no es una herramienta que ayudará a frenar la incursión de EE.UU. en Latinoamerica?
No, los EE.UU. no van a frenar nunca. Tienen una base que se llama el Destino Manifiesto, en el cual creen que están electos por Dios para imponer su sistema único; están locos. El Sucre ayuda, integra fuerzas, pero el Cóndor 2 no se debilita.
Entonces, cómo se puede llegar a debilitarlo?
Movilizando a los dormidos, a través de la educación.
¿De qué manera, el hecho de encontrar los archivos del Plan Cóndor, en 1992, le ayudó a consolidar una verdad que por muchos años estuvo al descubierto pero que jamás nadie se atrevió a revelarla?
Me llevó 15 años de investigación. A mí me echaron de Paraguay; las investigaciones las consolidé en París. Luego de 15 años me presenté a la justicia paraguaya y logramos rescatar una tonelada de documentos acerca de la historia de represión de Paraguay, desde 1929 a 1989. Allí perseguían anarquistas, comunistas, socialistas. Es la historia de la represión en Paraguay. Por otro lado, el hallazgo reflejó a la guerra fría entre Este y Oeste, en el Plan Cóndor hubo antecedentes nazis, inclusive hallamos negociado en la venta de armas.
¿Qué significó Alfredo Stroessner -en esa época presidente de Paraguay- en un país que estaba construyendo su democracia? ¿Los rezagos no se ven actualmente?
Sí, Stroessner se fue, pero dejó el método infernal. La segunda piel de Paraguay es el miedo, eso se instaló. Él tuvo como aliado a los EE.UU., quienes lo usaron y luego lo echaron. Ahora tenemos un gobierno progresista de Lugo, pero aún los rezagos siguen.
¿Se puede hablar de democracia en Paraguay?
No, lo que tenemos son elecciones cada cinco años, pero la infraestructura que se marcó en esa época, siguió.
En 1981 Ecuador vivió una época de represión similar, en el gobierno de León Febres Cordero. ¿Se podría decir que hubo alguna vinculación de Ecuador con el Plan Cóndor, ya desde esa época?
Salvo el documento que se halló en 1997, a Ecuador jamás se le vinculó con el Plan Cóndor; pero la CIA, en Washington, sí. Cada tiempo, esta entidad libera piezas documentales. Allí me enteré que Ecuador fue el último país que integró el Plan Cóndor. Usted mismo indicó cómo se manifestó el proceso.
¿Cuál fue el papel de la Comisión de la Verdad frente a estos hechos para impedir que se cometan nuevos abusos?
La Comisión de la Verdad nació como voluntad de algunos países. Alfonsín, presidente de Argentina, luego de la dictadura, lo instaló. En Paraguay fue el resultado de la presión popular. Se aprobó la ley, el gobierno liberó fondos, pero gracias a los gobiernos de Francia y Suiza se investigó. En el 2008 se entregaron informes, pero siempre siguió truncado por intereses de fiscales y defensores del pueblo. No hubo voluntad política.
¿Cómo avanza el proceso?
El descubrimiento permitió que se indemnice a las víctimas, hacer acciones internacionales. Aportamos con la detención de Pinochet.
¿Usted demandó particularmente a Stroessner, y tras su muerte, a su familia?
Sí, yo realice denuncias por la muerte de mi esposa y mi propia tortura. Soy abogado litigante, integrante del Comité Interamericano de Justicia. Al parecer alguien influyente en la justicia, pero no avanzo nada. Comencé el juicio en 1986, pero no hay ni un solo detenido, hasta ahora.
¿De qué manera marcó su vida el hecho de estar recluido por tres años y medio en una cárcel?
Mi vida cambió, yo antes de caer preso era una persona miedosa, no me comprometía mucho; pero estando adentro me destruyeron físicamente, pero salí fuerte.
¿Cómo era la vida en una de esas cárceles?
La vida no transcurre, estaba en un espacio sin tiempo. Permanecí tres años y medio, no más, pero estuve en una celda con gente que estuvo 10 y 15 años. Yo no era comunista, sólo escribí un libro sobre reformas a la educación, sólo buscaba cambiarla, y por eso me encerraron.
¿Cómo salió?
Hice 30 días de huelga de hambre. Las organizaciones de derechos humanos me apoyaron; fui extraditado de mi país.
¿Cómo falleció su esposa?
Fui interrogado por militares de Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil y presentado como Osama Bin Laden, en un tribunal de la inquisición, de la edad media. Me torturaron, arrancaron las uñas, me ponían energía en mis genitales y a mi esposa le llamaban y hacían escuchar; le mandaban mi ropa con sangre. Le dijeron que estaba muerto y le dio un infarto cardíaco.
El Telégrafo, Guayaquil, Ecuador, septiembre 28 de 2010.
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