Dr. Manuel Elkin Patarroyo
Por: Darío Botero Pérez
El maravilloso trabajo del Doctor Manuel Elkin Patarroyo, indiscutible
benefactor de la Humanidad, merece el agradecimiento unánime junto a la
exaltación y el apoyo a su inmenso legado para la conservación de la salud.
Tras enormes esfuerzos y una perseverancia a toda prueba, su equipo no sólo
ha encontrado la vacuna para la mortal malaria, azote milenario de la
población de los países tropicales.
También halló el secreto químico -no biológico como el de las vacunas
tradicionales- que permite detectar la vulnerabilidad en los enlaces de
cualquier bacteria y cualquier virus, lo cual facilita desarrollar vacunas
de nuevo cuño para enfermedades milenarias e incurables.
De hecho -además de representar todo lo contrario de los potentados
neoliberales y sus falsos filántropos que sólo piensan en lucrarse
personalmente de todo lo que puedan-, su aporte es trascendental porque
cumple uno de los grandes anhelos de la especie, cual es vencer la
enfermedad.
Y su gesto de regalárselo a la Humanidad, negándose a obtener un lucro
personal por cuenta del color ajeno, marca el camino de la sociedad superior
que remplazará las jerárquicas moribundas, repudiando su egoísmo perverso y
su consumismo letal y embrutecedor.
Nos abre camino a esa Nueva Era que remplazará la Historia de los
depredadores vencedores, pero recuperando lo mejor de esos milenios de
experiencia vital y subyugación de los pueblos decentes, laboriosos y
pacíficos.
Por fortuna, aún no han extinguido totalmente sus valiosas herencias de
respeto, convivencia y permanencia, aunque es mucho el daño que han hecho
los potentados, y son muchos los pueblos que han arrasado, de lo cual se
ufanan y es motivo de envidia y emulación (o franca disputa) entre tales
bellacos degenerados, pestes absolutas para la Vida y la civilización.
Si eludimos la guerra y los demás intentos de exterminio con los que los
potentados amenazan a la Humanidad y muchas más formas de Vida, podremos
apropiarnos del saber universal en beneficio común.
Es lo que augura la "Sociedad del Conocimiento", a la cual estamos a punto
de llegar a pesar de los esfuerzos de los potentados por evitarlo adocenando
la educación y reservándosela a privilegiados dispuestos a traicionar los
pueblos para fortalecer a los potentados que los agobian. No les importa
negarles a las mayorías la posibilidad de estudiar lo que les plazca
aprovechando al máximo sus talentos e inclinaciones personales que, ahora,
quedan a disposición de las necesidades y las arbitrariedades de los
monopolios que están acabando con la Vida y la biosfera.
En éstas anda en Colombia el presidente Santos, el sionista neoliberal que
se niega a reconocer el estado palestino pero se postra ante el israelí. Su
servilismo ya le dio para que el sionismo le avale su TLC con USA, el que
tanto se esmeró pero no pudo sacar Álvaro Uribe.
Ante la orden, Obama tuvo que aceptar, pero también sabe que el tratado le
representa mil millones de dólares en exportaciones a Colombia y miles de
empleos para USA, según lo dijo abiertamente.
Aunque lo distorsione, lo niegue o lo oculte, eso es parte del precio para
nosotros. Pero, realmente, es peor. Significa la autorización para los
saqueos y destrucciones del medio ambiente que Santos se muestra tan
dispuesto a impulsar dizque como uno de sus motores.
Además, está resuelto a dejar (mediante una burda e improvisada reforma
dirigida a imponer la privatización de la educación, aupada por su ministra
del ramo, una destacada vocera de las oligarquías) el destino de la juventud
y de la patria en las decisiones de las juntas que dirigen los monopolios
que están acabando con el Mundo.
Por fortuna, los estudiantes lo han entendido y están dispuestos a evitarlo,
abriendo en la rígida colonia neoliberal una brecha para las luchas
democráticas que tan reprimidas han sido siempre por los cipayos a fin de
evitar la denuncia de las canalladas que los obligan a implementar los
potentados y que ellos ejecutan alegremente, como perros lambones.
Es por eso que los gobernantes, en vez de darle la oportunidad de educarse
lo mejor posible, prefieren alienar a la población, preparándola para la
guerra o para engrosar las filas de la delincuencia común organizada
alrededor del negocio de las drogas alucinógenas, ilegalizadas
arbitrariamente por puro cálculo económico, social y político.
En cambio, bajo el enfoque defensor de la Vida, el regalo de Patarroyo es un
poderoso baluarte en la lucha contra la enfermedad.
La Humanidad podrá disfrutarlo tan rápido como lo decida, una vez recupere
la soberanía para los pueblos y los individuos, quitándosela a los
potentados que la han manipulado con consecuencias funestas para todos,
inclusive para sus estúpidos, adinerados y prepotentes promotores.
Para hallar esa molécula o proteína vulnerable en los microbios que nos
matan y que permite evitar su carácter letal, se requieren miles de
hombres/año.
O sea, ejemplificando, un solo hombre necesitaría mil años resolviendo el
problema para 500 especímenes, a razón de dos años de dedicación por cada
uno.
Desde luego, para adelantar esa tarea no hace falta mera voluntad. Es
indispensable la preparación suficiente.
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que se demora diez años la formación de
un técnico idóneo para realizar el trabajo tan bien como quienes han
desarrollado el procedimiento.
En tal caso, si logramos formar mil genios así de preparados, dispondremos
de mil hombres/año para asumirlo y realizarlo. O sea, la misma cantidad
necesaria para hallar las 500 vacunas que nos liberarían de 500 pestes
atávicas.
Como quien dice, a Patarroyo trabajando durante mil años, sin vacaciones, lo
podemos remplazar por mil muchachos bien preparados y entusiastas, que
dediquen un año de su práctica profesional a hallar, trabajando por parejas,
la vacuna para cada peste en sólo un año.
En teoría, eso significa que después de los diez años invertidos en la
formación de esos muchachos, bastaría un año más para realizar semejante
sueño.
Esos son los milagros de la Sociedad del Conocimiento que nos permitirán
vivir como dioses; a todos, no sólo a grupúsculos de déspotas carentes de
sensibilidad y resueltos a destruirnos por no renunciar a sus inmerecidos
privilegios.
El beneficio sería para todos porque las soluciones en la Nueva Era son
multitudinarias y universales, no sólo para jerarcas y potentados
arrogantes, con complejos de superioridad totalmente infundados porque su
mediocridad e ineptitud son notables, como lo demostraba Gilligan en su isla
cuando aparecía la pareja de millonarios inútiles, incapaces de garantizarse
la supervivencia por sus propios medios pero convencidos de que por dinero
cualquiera estaría dispuesto a servirles.
Semejante impostura ya no cabe. Por eso los líderes están en decadencia. No
pasan de ser unos macabros payasos asesinos, ladrones, clientelistas,
politiqueros y corruptos, tan decepcionantes y ridículos como Silvio
Berlusconi, Vladimir Putin, Nicolás Sarcozy o el esperpento genocida de su
pueblo, la lacra Moamar Gadafi, o el falaz premio Nobel de Paz, el
guerrerista Barak Obama, dócil ficha de los potentados, títere del sionismo
y lacayo del club de Bilderberg.
A propósito, sus criminales padrinos le han regalado al mestizo
decepcionante la reelección que aceptó humildemente, aunque menos frío y
falto de convicción que cuando le otorgaron el inmerecido Nobel. Es un
lacayo sumiso y fiel a los enemigos comunes, a quien el pueblo usano debe
denunciar y repudiar, como lo está haciendo la gente decente por todo el
mundo.
En definitiva, en vez de enviar a nuestros jóvenes a los mataderos de la
guerra que salve a los potentados, debemos permitirles que se llenen de
conocimientos auténticos, no sesgados como los que imparte la academia
acartonada y mediocrizada por los potentados empeñados en ponerla a su
servicio exclusivo y contra las mayorías.
La revolución educativa o pedagógica es otra consecuencia del enorme
desarrollo de las fuerzas productivas.
Como es de esperarse del sistema social armoniosos, justo, equilibrado y
rico que la inspira, desborda el estrecho marco de la tradicional cárcel del
conocimiento que han sido las academias controladas por los potentados y
manejadas u operadas por los policías de las mentes constituidos por los
profesores mediocres al servicio incondicional de quienes les pagan sus
sueldos y les otorgan reconocimientos tan espectaculares como inmerecidos,
mientras a genios como Patarroyo los bloquean haciendo todo lo posible por
evitar que saquen adelante sus maravillosos aportes.
El estratégico papel de aquellos inútiles arrodillados, que aparecen como
dueños exclusivos del conocimiento y la Verdad en las sociedades
piramidales, consiste en domesticar la juventud, preparándola para que les
sirva sin críticas ni dudas a los despojadores y acaparadores del poder y la
riqueza que pertenecen a los pueblos por derecho propio.
Desde luego, con la entrega por el sionista neoliberal, Juan Manuel Santos,
de las universidades públicas a las multinacionales, jamás egresará de ellas
nuevamente otro Patarroyo ni, tampoco, los mil técnicos que en un año de
dedicación podrían liberar a la Humanidad de más de 500 enfermedades
endémicas.
Con tales adelantos le dañarían el negocio a los laboratorios farmacéuticos
que venden drogas por millones para paliar los efectos de esas enfermedades,
lo cual es un crimen que el Neoliberalismo no tolera, por mucha gente que
tenga que morir. ¡Esa es la esencia de tal doctrina!
Ya las mayorías lo están entendiendo.
Su despertar será definitivo y contundente, como se vio el 7 de abril en
Colombia con las marchas masivas y pacíficas de miles de ciudadanos, sobre
todo estudiantes que rechazan la entrega de la educación superior a los
grandes monopolios internacionales por Santos. Se trata de un radical y
viejo enemigo de la educación para el pueblo, como lo demostró cuando fue
ministro de Andrés Pastrana y pretendió cerrar la Biblioteca Pública Piloto,
la amada BPP fundada por la ONU en Medellín (Antioquia), donde funciona
desde 1954.
Los potentados saben, o, al menos, intuyen, que las multitudes están
despertando a pesar de todos sus esfuerzos por mantenerlas en el idiotismo
de las masas amorfas irradiadas por el HAARP y envenenadas con los químicos
diseminados por los aviones que forman los "chemtrails" o estelas químicas y
por los gases que expelen los motores que funcionan quemando combustibles
fósiles y cuyas consecuencias devastadoras sobre la salud les quieren hacer
creer a esas masas que no piensan que se deben a los fumadores de cigarrillo
o tabaco. ¡Y hay quienes les creen, y todos los gobernantes se muestran
dispuestos a apoyar la campaña!
De ahí su desespero. Afortunadamente cada vez son más torpes e impotentes,
pues su época ya pasó y parecen ser las víctimas más graves de sus mortales
agresiones a la Vida, de modo que están a la espera de que los
sepultemos. ¡Eso
parece exigir el decrépito Kissinger contando por televisión sus crímenes
contra la Humanidad!
Ésta es la tarea de los dignos: ¡Derrotarlos y enterrarlos para que dejen de
hacer daño!
PARAISO A LA MANO
Darío Botero Pérez
El maravilloso trabajo del doctor Manuel Elkin Patarroyo, indiscutible
benefactor de la Humanidad, merece el agradecimiento unánime junto a la
exaltación y el apoyo a su inmenso legado para la conservación de la salud.
Tras enormes esfuerzos y una perseverancia a toda prueba, su equipo no sólo
ha encontrado la vacuna para la mortal malaria, azote milenario de la
población de los países tropicales.
También halló el secreto químico -no biológico como el de las vacunas
tradicionales- que permite detectar la vulnerabilidad en los enlaces de
cualquier bacteria y cualquier virus, lo cual facilita desarrollar vacunas
de nuevo cuño para enfermedades milenarias e incurables.
De hecho -además de representar todo lo contrario de los potentados
neoliberales y sus falsos filántropos que sólo piensan en lucrarse
personalmente de todo lo que puedan-, su aporte es trascendental porque
cumple uno de los grandes anhelos de la especie, cual es vencer la
enfermedad.
Y su gesto de regalárselo a la Humanidad, negándose a obtener un lucro
personal por cuenta del color ajeno, marca el camino de la sociedad superior
que remplazará las jerárquicas moribundas, repudiando su egoísmo perverso y
su consumismo letal y embrutecedor.
Nos abre camino a esa Nueva Era que remplazará la Historia de los
depredadores vencedores, pero recuperando lo mejor de esos milenios de
experiencia vital y subyugación de los pueblos decentes, laboriosos y
pacíficos.
Por fortuna, aún no han extinguido totalmente sus valiosas herencias de
respeto, convivencia y permanencia, aunque es mucho el daño que han hecho
los potentados, y son muchos los pueblos que han arrasado, de lo cual se
ufanan y es motivo de envidia y emulación (o franca disputa) entre tales
bellacos degenerados, pestes absolutas para la Vida y la civilización.
Si eludimos la guerra y los demás intentos de exterminio con los que los
potentados amenazan a la Humanidad y muchas más formas de Vida, podremos
apropiarnos del saber universal en beneficio común.
Es lo que augura la "Sociedad del Conocimiento", a la cual estamos a punto
de llegar a pesar de los esfuerzos de los potentados por evitarlo adocenando
la educación y reservándosela a privilegiados dispuestos a traicionar los
pueblos para fortalecer a los potentados que los agobian. No les importa
negarles a las mayorías la posibilidad de estudiar lo que les plazca
aprovechando al máximo sus talentos e inclinaciones personales que, ahora,
quedan a disposición de las necesidades y las arbitrariedades de los
monopolios que están acabando con la Vida y la biosfera.
En éstas anda en Colombia el presidente Santos, el sionista neoliberal que
se niega a reconocer el estado palestino pero se postra ante el israelí. Su
servilismo ya le dio para que el sionismo le avale su TLC con USA, el que
tanto se esmeró pero no pudo sacar Álvaro Uribe.
Ante la orden, Obama tuvo que aceptar, pero también sabe que el tratado le
representa mil millones de dólares en exportaciones a Colombia y miles de
empleos para USA, según lo dijo abiertamente.
Aunque lo distorsione, lo niegue o lo oculte, eso es parte del precio para
nosotros. Pero, realmente, es peor. Significa la autorización para los
saqueos y destrucciones del medio ambiente que Santos se muestra tan
dispuesto a impulsar dizque como uno de sus motores.
Además, está resuelto a dejar (mediante una burda e improvisada reforma
dirigida a imponer la privatización de la educación, aupada por su ministra
del ramo, una destacada vocera de las oligarquías) el destino de la juventud
y de la patria en las decisiones de las juntas que dirigen los monopolios
que están acabando con el Mundo.
Por fortuna, los estudiantes lo han entendido y están dispuestos a evitarlo,
abriendo en la rígida colonia neoliberal una brecha para las luchas
democráticas que tan reprimidas han sido siempre por los cipayos a fin de
evitar la denuncia de las canalladas que los obligan a implementar los
potentados y que ellos ejecutan alegremente, como perros lambones.
Es por eso que los gobernantes, en vez de darle la oportunidad de educarse
lo mejor posible, prefieren alienar a la población, preparándola para la
guerra o para engrosar las filas de la delincuencia común organizada
alrededor del negocio de las drogas alucinógenas, ilegalizadas
arbitrariamente por puro cálculo económico, social y político.
En cambio, bajo el enfoque defensor de la Vida, el regalo de Patarroyo es un
poderoso baluarte en la lucha contra la enfermedad.
La Humanidad podrá disfrutarlo tan rápido como lo decida, una vez recupere
la soberanía para los pueblos y los individuos, quitándosela a los
potentados que la han manipulado con consecuencias funestas para todos,
inclusive para sus estúpidos, adinerados y prepotentes promotores.
Para hallar esa molécula o proteína vulnerable en los microbios que nos
matan y que permite evitar su carácter letal, se requieren miles de
hombres/año.
O sea, ejemplificando, un solo hombre necesitaría mil años resolviendo el
problema para 500 especímenes, a razón de dos años de dedicación por cada
uno.
Desde luego, para adelantar esa tarea no hace falta mera voluntad. Es
indispensable la preparación suficiente.
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que se demora diez años la formación de
un técnico idóneo para realizar el trabajo tan bien como quienes han
desarrollado el procedimiento.
En tal caso, si logramos formar mil genios así de preparados, dispondremos
de mil hombres/año para asumirlo y realizarlo. O sea, la misma cantidad
necesaria para hallar las 500 vacunas que nos liberarían de 500 pestes
atávicas.
Como quien dice, a Patarroyo trabajando durante mil años, sin vacaciones, lo
podemos remplazar por mil muchachos bien preparados y entusiastas, que
dediquen un año de su práctica profesional a hallar, trabajando por parejas,
la vacuna para cada peste en sólo un año.
En teoría, eso significa que después de los diez años invertidos en la
formación de esos muchachos, bastaría un año más para realizar semejante
sueño.
Esos son los milagros de la Sociedad del Conocimiento que nos permitirán
vivir como dioses; a todos, no sólo a grupúsculos de déspotas carentes de
sensibilidad y resueltos a destruirnos por no renunciar a sus inmerecidos
privilegios.
El beneficio sería para todos porque las soluciones en la Nueva Era son
multitudinarias y universales, no sólo para jerarcas y potentados
arrogantes, con complejos de superioridad totalmente infundados porque su
mediocridad e ineptitud son notables, como lo demostraba Gilligan en su isla
cuando aparecía la pareja de millonarios inútiles, incapaces de garantizarse
la supervivencia por sus propios medios pero convencidos de que por dinero
cualquiera estaría dispuesto a servirles.
Semejante impostura ya no cabe. Por eso los líderes están en decadencia. No
pasan de ser unos macabros payasos asesinos, ladrones, clientelistas,
politiqueros y corruptos, tan decepcionantes y ridículos como Silvio
Berlusconi, Vladimir Putin, Nicolás Sarcozy o el esperpento genocida de su
pueblo, la lacra Moamar Gadafi, o el falaz premio Nobel de Paz, el
guerrerista Barak Obama, dócil ficha de los potentados, títere del sionismo
y lacayo del club de Bilderberg.
A propósito, sus criminales padrinos le han regalado al mestizo
decepcionante la reelección que aceptó humildemente, aunque menos frío y
falto de convicción que cuando le otorgaron el inmerecido Nobel. Es un
lacayo sumiso y fiel a los enemigos comunes, a quien el pueblo usano debe
denunciar y repudiar, como lo está haciendo la gente decente por todo el
mundo.
En definitiva, en vez de enviar a nuestros jóvenes a los mataderos de la
guerra que salve a los potentados, debemos permitirles que se llenen de
conocimientos auténticos, no sesgados como los que imparte la academia
acartonada y mediocrizada por los potentados empeñados en ponerla a su
servicio exclusivo y contra las mayorías.
La revolución educativa o pedagógica es otra consecuencia del enorme
desarrollo de las fuerzas productivas.
Como es de esperarse del sistema social armoniosos, justo, equilibrado y
rico que la inspira, desborda el estrecho marco de la tradicional cárcel del
conocimiento que han sido las academias controladas por los potentados y
manejadas u operadas por los policías de las mentes constituidos por los
profesores mediocres al servicio incondicional de quienes les pagan sus
sueldos y les otorgan reconocimientos tan espectaculares como inmerecidos,
mientras a genios como Patarroyo los bloquean haciendo todo lo posible por
evitar que saquen adelante sus maravillosos aportes.
El estratégico papel de aquellos inútiles arrodillados, que aparecen como
dueños exclusivos del conocimiento y la Verdad en las sociedades
piramidales, consiste en domesticar la juventud, preparándola para que les
sirva sin críticas ni dudas a los despojadores y acaparadores del poder y la
riqueza que pertenecen a los pueblos por derecho propio.
Desde luego, con la entrega por el sionista neoliberal, Juan Manuel Santos,
de las universidades públicas a las multinacionales, jamás egresará de ellas
nuevamente otro Patarroyo ni, tampoco, los mil técnicos que en un año de
dedicación podrían liberar a la Humanidad de más de 500 enfermedades
endémicas.
Con tales adelantos le dañarían el negocio a los laboratorios farmacéuticos
que venden drogas por millones para paliar los efectos de esas enfermedades,
lo cual es un crimen que el Neoliberalismo no tolera, por mucha gente que
tenga que morir. ¡Esa es la esencia de tal doctrina!
Ya las mayorías lo están entendiendo.
Su despertar será definitivo y contundente, como se vio el 7 de abril en
Colombia con las marchas masivas y pacíficas de miles de ciudadanos, sobre
todo estudiantes que rechazan la entrega de la educación superior a los
grandes monopolios internacionales por Santos. Se trata de un radical y
viejo enemigo de la educación para el pueblo, como lo demostró cuando fue
ministro de Andrés Pastrana y pretendió cerrar la Biblioteca Pública Piloto,
la amada BPP fundada por la ONU en Medellín (Antioquia), donde funciona
desde 1954.
Los potentados saben, o, al menos, intuyen, que las multitudes están
despertando a pesar de todos sus esfuerzos por mantenerlas en el idiotismo
de las masas amorfas irradiadas por el HAARP y envenenadas con los químicos
diseminados por los aviones que forman los "chemtrails" o estelas químicas y
por los gases que expelen los motores que funcionan quemando combustibles
fósiles y cuyas consecuencias devastadoras sobre la salud les quieren hacer
creer a esas masas que no piensan que se deben a los fumadores de cigarrillo
o tabaco. ¡Y hay quienes les creen, y todos los gobernantes se muestran
dispuestos a apoyar la campaña!
De ahí su desespero. Afortunadamente cada vez son más torpes e impotentes,
pues su época ya pasó y parecen ser las víctimas más graves de sus mortales
agresiones a la Vida, de modo que están a la espera de que los
sepultemos. ¡Eso
parece exigir el decrépito Kissinger contando por televisión sus crímenes
contra la Humanidad!
Ésta es la tarea de los dignos: ¡Derrotarlos y enterrarlos para que dejen de
Darío Botero Pérez
El maravilloso trabajo del doctor Manuel Elkin Patarroyo, indiscutible
benefactor de la Humanidad, merece el agradecimiento unánime junto a la
exaltación y el apoyo a su inmenso legado para la conservación de la salud.
Tras enormes esfuerzos y una perseverancia a toda prueba, su equipo no sólo
ha encontrado la vacuna para la mortal malaria, azote milenario de la
población de los países tropicales.
También halló el secreto químico -no biológico como el de las vacunas
tradicionales- que permite detectar la vulnerabilidad en los enlaces de
cualquier bacteria y cualquier virus, lo cual facilita desarrollar vacunas
de nuevo cuño para enfermedades milenarias e incurables.
De hecho -además de representar todo lo contrario de los potentados
neoliberales y sus falsos filántropos que sólo piensan en lucrarse
personalmente de todo lo que puedan-, su aporte es trascendental porque
cumple uno de los grandes anhelos de la especie, cual es vencer la
enfermedad.
Y su gesto de regalárselo a la Humanidad, negándose a obtener un lucro
personal por cuenta del color ajeno, marca el camino de la sociedad superior
que remplazará las jerárquicas moribundas, repudiando su egoísmo perverso y
su consumismo letal y embrutecedor.
Nos abre camino a esa Nueva Era que remplazará la Historia de los
depredadores vencedores, pero recuperando lo mejor de esos milenios de
experiencia vital y subyugación de los pueblos decentes, laboriosos y
pacíficos.
Por fortuna, aún no han extinguido totalmente sus valiosas herencias de
respeto, convivencia y permanencia, aunque es mucho el daño que han hecho
los potentados, y son muchos los pueblos que han arrasado, de lo cual se
ufanan y es motivo de envidia y emulación (o franca disputa) entre tales
bellacos degenerados, pestes absolutas para la Vida y la civilización.
Si eludimos la guerra y los demás intentos de exterminio con los que los
potentados amenazan a la Humanidad y muchas más formas de Vida, podremos
apropiarnos del saber universal en beneficio común.
Es lo que augura la "Sociedad del Conocimiento", a la cual estamos a punto
de llegar a pesar de los esfuerzos de los potentados por evitarlo adocenando
la educación y reservándosela a privilegiados dispuestos a traicionar los
pueblos para fortalecer a los potentados que los agobian. No les importa
negarles a las mayorías la posibilidad de estudiar lo que les plazca
aprovechando al máximo sus talentos e inclinaciones personales que, ahora,
quedan a disposición de las necesidades y las arbitrariedades de los
monopolios que están acabando con la Vida y la biosfera.
En éstas anda en Colombia el presidente Santos, el sionista neoliberal que
se niega a reconocer el estado palestino pero se postra ante el israelí. Su
servilismo ya le dio para que el sionismo le avale su TLC con USA, el que
tanto se esmeró pero no pudo sacar Álvaro Uribe.
Ante la orden, Obama tuvo que aceptar, pero también sabe que el tratado le
representa mil millones de dólares en exportaciones a Colombia y miles de
empleos para USA, según lo dijo abiertamente.
Aunque lo distorsione, lo niegue o lo oculte, eso es parte del precio para
nosotros. Pero, realmente, es peor. Significa la autorización para los
saqueos y destrucciones del medio ambiente que Santos se muestra tan
dispuesto a impulsar dizque como uno de sus motores.
Además, está resuelto a dejar (mediante una burda e improvisada reforma
dirigida a imponer la privatización de la educación, aupada por su ministra
del ramo, una destacada vocera de las oligarquías) el destino de la juventud
y de la patria en las decisiones de las juntas que dirigen los monopolios
que están acabando con el Mundo.
Por fortuna, los estudiantes lo han entendido y están dispuestos a evitarlo,
abriendo en la rígida colonia neoliberal una brecha para las luchas
democráticas que tan reprimidas han sido siempre por los cipayos a fin de
evitar la denuncia de las canalladas que los obligan a implementar los
potentados y que ellos ejecutan alegremente, como perros lambones.
Es por eso que los gobernantes, en vez de darle la oportunidad de educarse
lo mejor posible, prefieren alienar a la población, preparándola para la
guerra o para engrosar las filas de la delincuencia común organizada
alrededor del negocio de las drogas alucinógenas, ilegalizadas
arbitrariamente por puro cálculo económico, social y político.
En cambio, bajo el enfoque defensor de la Vida, el regalo de Patarroyo es un
poderoso baluarte en la lucha contra la enfermedad.
La Humanidad podrá disfrutarlo tan rápido como lo decida, una vez recupere
la soberanía para los pueblos y los individuos, quitándosela a los
potentados que la han manipulado con consecuencias funestas para todos,
inclusive para sus estúpidos, adinerados y prepotentes promotores.
Para hallar esa molécula o proteína vulnerable en los microbios que nos
matan y que permite evitar su carácter letal, se requieren miles de
hombres/año.
O sea, ejemplificando, un solo hombre necesitaría mil años resolviendo el
problema para 500 especímenes, a razón de dos años de dedicación por cada
uno.
Desde luego, para adelantar esa tarea no hace falta mera voluntad. Es
indispensable la preparación suficiente.
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que se demora diez años la formación de
un técnico idóneo para realizar el trabajo tan bien como quienes han
desarrollado el procedimiento.
En tal caso, si logramos formar mil genios así de preparados, dispondremos
de mil hombres/año para asumirlo y realizarlo. O sea, la misma cantidad
necesaria para hallar las 500 vacunas que nos liberarían de 500 pestes
atávicas.
Como quien dice, a Patarroyo trabajando durante mil años, sin vacaciones, lo
podemos remplazar por mil muchachos bien preparados y entusiastas, que
dediquen un año de su práctica profesional a hallar, trabajando por parejas,
la vacuna para cada peste en sólo un año.
En teoría, eso significa que después de los diez años invertidos en la
formación de esos muchachos, bastaría un año más para realizar semejante
sueño.
Esos son los milagros de la Sociedad del Conocimiento que nos permitirán
vivir como dioses; a todos, no sólo a grupúsculos de déspotas carentes de
sensibilidad y resueltos a destruirnos por no renunciar a sus inmerecidos
privilegios.
El beneficio sería para todos porque las soluciones en la Nueva Era son
multitudinarias y universales, no sólo para jerarcas y potentados
arrogantes, con complejos de superioridad totalmente infundados porque su
mediocridad e ineptitud son notables, como lo demostraba Gilligan en su isla
cuando aparecía la pareja de millonarios inútiles, incapaces de garantizarse
la supervivencia por sus propios medios pero convencidos de que por dinero
cualquiera estaría dispuesto a servirles.
Semejante impostura ya no cabe. Por eso los líderes están en decadencia. No
pasan de ser unos macabros payasos asesinos, ladrones, clientelistas,
politiqueros y corruptos, tan decepcionantes y ridículos como Silvio
Berlusconi, Vladimir Putin, Nicolás Sarcozy o el esperpento genocida de su
pueblo, la lacra Moamar Gadafi, o el falaz premio Nobel de Paz, el
guerrerista Barak Obama, dócil ficha de los potentados, títere del sionismo
y lacayo del club de Bilderberg.
A propósito, sus criminales padrinos le han regalado al mestizo
decepcionante la reelección que aceptó humildemente, aunque menos frío y
falto de convicción que cuando le otorgaron el inmerecido Nobel. Es un
lacayo sumiso y fiel a los enemigos comunes, a quien el pueblo usano debe
denunciar y repudiar, como lo está haciendo la gente decente por todo el
mundo.
En definitiva, en vez de enviar a nuestros jóvenes a los mataderos de la
guerra que salve a los potentados, debemos permitirles que se llenen de
conocimientos auténticos, no sesgados como los que imparte la academia
acartonada y mediocrizada por los potentados empeñados en ponerla a su
servicio exclusivo y contra las mayorías.
La revolución educativa o pedagógica es otra consecuencia del enorme
desarrollo de las fuerzas productivas.
Como es de esperarse del sistema social armoniosos, justo, equilibrado y
rico que la inspira, desborda el estrecho marco de la tradicional cárcel del
conocimiento que han sido las academias controladas por los potentados y
manejadas u operadas por los policías de las mentes constituidos por los
profesores mediocres al servicio incondicional de quienes les pagan sus
sueldos y les otorgan reconocimientos tan espectaculares como inmerecidos,
mientras a genios como Patarroyo los bloquean haciendo todo lo posible por
evitar que saquen adelante sus maravillosos aportes.
El estratégico papel de aquellos inútiles arrodillados, que aparecen como
dueños exclusivos del conocimiento y la Verdad en las sociedades
piramidales, consiste en domesticar la juventud, preparándola para que les
sirva sin críticas ni dudas a los despojadores y acaparadores del poder y la
riqueza que pertenecen a los pueblos por derecho propio.
Desde luego, con la entrega por el sionista neoliberal, Juan Manuel Santos,
de las universidades públicas a las multinacionales, jamás egresará de ellas
nuevamente otro Patarroyo ni, tampoco, los mil técnicos que en un año de
dedicación podrían liberar a la Humanidad de más de 500 enfermedades
endémicas.
Con tales adelantos le dañarían el negocio a los laboratorios farmacéuticos
que venden drogas por millones para paliar los efectos de esas enfermedades,
lo cual es un crimen que el Neoliberalismo no tolera, por mucha gente que
tenga que morir. ¡Esa es la esencia de tal doctrina!
Ya las mayorías lo están entendiendo.
Su despertar será definitivo y contundente, como se vio el 7 de abril en
Colombia con las marchas masivas y pacíficas de miles de ciudadanos, sobre
todo estudiantes que rechazan la entrega de la educación superior a los
grandes monopolios internacionales por Santos. Se trata de un radical y
viejo enemigo de la educación para el pueblo, como lo demostró cuando fue
ministro de Andrés Pastrana y pretendió cerrar la Biblioteca Pública Piloto,
la amada BPP fundada por la ONU en Medellín (Antioquia), donde funciona
desde 1954.
Los potentados saben, o, al menos, intuyen, que las multitudes están
despertando a pesar de todos sus esfuerzos por mantenerlas en el idiotismo
de las masas amorfas irradiadas por el HAARP y envenenadas con los químicos
diseminados por los aviones que forman los "chemtrails" o estelas químicas y
por los gases que expelen los motores que funcionan quemando combustibles
fósiles y cuyas consecuencias devastadoras sobre la salud les quieren hacer
creer a esas masas que no piensan que se deben a los fumadores de cigarrillo
o tabaco. ¡Y hay quienes les creen, y todos los gobernantes se muestran
dispuestos a apoyar la campaña!
De ahí su desespero. Afortunadamente cada vez son más torpes e impotentes,
pues su época ya pasó y parecen ser las víctimas más graves de sus mortales
agresiones a la Vida, de modo que están a la espera de que los
sepultemos. ¡Eso
parece exigir el decrépito Kissinger contando por televisión sus crímenes
contra la Humanidad!
Ésta es la tarea de los dignos: ¡Derrotarlos y enterrarlos para que dejen de
hacer daño!
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