lunes, 27 de febrero de 2012

Hoy 27 de febrero


Lunes, 27 de Febrero de 2012 13:49
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Hoy 27 de febrero

Conmemoramos 23 años de aquellos tres días de convulsión y violencia que removieron una fachada democrática en decadencia, llena de demagogia impuesta por el bipartidismo adeco – copeyano, tres días que dieron el despertar anti imperialista y anti neoliberal en Venezuela como respuesta al paquetazo económico que pondría en peligro a los más desposeídos.

Surgió como expresión de la profunda crisis política - económica que se venía manifestando con el llamado “viernes negro” de 1982 y donde se dibujaba la incapacidad del sistema rentístico venezolano de seguir destinando recursos hacia la inversión social para la población, mientras que sí despilfarraban inmensas sumas para la corrupción y el clientelismo a favor de las élites burguesas nacionales y las trasnacionales del imperio.

Dado que prefirieron invertir para los mismos grupos políticos, económicos, empresas, e iglesia; olvidando el pueblo con una cantidad de problemas, este fue acumulando el resentimiento social de los excluidos, la segregación de clases y el deterioro de las condiciones de vida, la cual era condenada a los niveles más infrahumanos de su historia.


Fue así como se creaba espacio para la confrontación de los colectivos excluidos, en protesta contra el carácter antidemocrático del sistema capitalista y de los intereses hegemónicos de AD y Copei. Suponían que el pueblo podía ser controlado y alienado con los tradicionales medios de comunicación, la imposición ideológica de la iglesia, y el sistema educativo de alienación y transculturización de la sociedad. Sin embargo, las protestas fueron emergiendo en exigencia por mejoras al sistema de salud, educación, vialidad, vivienda; todas acompañadas por diversos tipos de represiones y ataques por parte de los aparatos de seguridad del Estado burgués.


El recién electo Carlos Andrés Pérez cedió a la presión mediática imperante en el mundo que promovía la reducción en gestión pública, por lo que hizo caso a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y aumentó la gasolina y los impuestos, eliminó subsidios, privatizó los servicios públicos y el consecuente aumento de tarifas; todo como parte del recetario neoliberal.

La frustración dio como resultado una explosión popular mezcla de rabia y revancha ante el maltrato y la exclusión de años y años, donde se salió a la calle a protestar por los derechos perdidos y se pasó a un saqueo de muchos locales comerciales, como venganza a los sectores consumistas y al acaparamiento en los mercados populares. Es allí cuando el gobierno a través de sus apátridas personeros ordenaron la más fuerte represión y violencia en las calles que masacró a cientos de miles de personas inocentes, las cuales sólo salieron en aquel momento a usar su voz como único medio de defensa ante los efectos de la extrema pobreza, la exclusión y la desesperanza, que se desencadenada en la patria.


Cuando los mecanismos de control fallaron, se suspendieron las garantías y se actuó con toda la crueldad para restaurar el “orden” que ponía en peligro la estabilidad del gobierno burgués. Aunque muchos a estas alturas se refugiaron en sus hogares, la implacable represión llegó a estos espacios con todo su poderío. El lamentable acto es de desaparecidos, ajusticiados, persecución de grupos de izquierda y estudiantes.


Ahora bien, queda muy claro que tanta respuesta armada y represiva es una muestra contundente que esta élite no iba a permitir de ninguna manera cualquier forma de organización social y mucho menos habría pensado en darle el poder que gracias a la Revolución Bolivariana tienen hoy las Organizaciones del Poder Popular.

Sin embargo, la represión sin cuartel que se vivió aquellos días tuvo efectos críticos en la estructura del poder y comenzó un rechazo a ese modelo “democrático” que permitió esos abusos, abriendo el camino de la alborada cívico – militar del 04 de febrero de 1992.


A partir de ese mismo momento, los venezolanos no serian los mismos, y esa impotencia, desesperanza y rabia se tornaron en una revolución que nace desde las bases del pueblo, que con el Comandante Hugo Chávez Frías ha levantado con honor los valores de libertad, justicia, igualdad, solidaridad y en general los derechos humanos y la ética, reivindicando a los más necesitados en un gobierno incluyente y participativo que se propone la mayor suma de felicidad posible, esa misma que edificara la Venezuela socialista.


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