Livia Acosta, quien se desempeñaba como Cónsul General de Venezuela en
Miami, ha sido acusada de espionaje por el Departamento de Estado
norteamericano, que le exigió abandonar territorio estadounidense de
inmediato. Supuestamente la funcionaria actuó en "complot" con hackers
iraníes para un "cyberataque" contra Estados Unidos, y supuestamente
también monitoreaba a cientos de miles de activistas venezolanos que
viven en Estados Unidos.
Hablemos de espionaje. Pero seriamente.
Hasta el año 2002, el sistema informático de nuestra industria
petrolera venezolana era dirigido por la empresa Intesa, que a su vez
era controlada por la empresa estadounidense SAIC (Science
Applications International Corporation). Esta empresa es dirigida por
ex miembros de organismos de inteligencia estadounidense, trabaja
cotidianamente con el Departamento de Defensa de EEUU, la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA) y muchos otros entes militares y agencias de
inteligencia. El control informático que tenían sobre la industria
petrolera les facilitó su paralización por 69 días, en un intento de
derrocar al Presidente Hugo Chávez.
Hablemos de espionaje.
El año pasado, cables entre la embajada estadounidense en Caracas y el
Departamento de Estado revelaron que Gonzalo Fernández Tinoco, Gerente
General de Microsoft Venezuela en 2006, había enviado al Encargado de
Asuntos Económicos de la embajada memos internos de Pdvsa, preocupado
por la migración a tecnologías libres que se planeaba dentro de la
industria, ello a pesar de que todo memo de Pdvsa es considerado
confidencial. Microsoft dio la información a la embajada
estadounidense para pedir ayuda con respecto a las intenciones del
Estado venezolano de migrar a software libre. La información fue
divulgada por Wikileaks, siendo publicada en Aporrea y en el diario
capitalino CiudadCCS (ver http://www.ciudadccs.info/?p=209246).
Microsoft no fue castigada de ninguna forma por su acto de entrega de
memos confidenciales a una embajada extranjera. Los convenios
millonarios que el Estado venezolano mantiene con ella continuaron
adelante.
Hablemos de espionaje.
Casi todos los ministros, viceministros, directores generales y
personas con responsabilidades dentro del gobierno bolivariano usan
celulares Blackberry. Cuando un ministro usa su Blackberry para
"enviarle un PIN" a algún colega o subordinado, el mensaje viaja desde
su teléfono móvil, pasa por los cables submarinos de fibra óptica que
comunican a Venezuela con los Estados Unidos, continúa viajando por
Internet a través del territorio estadounidense hasta Canadá, a los
computadores de la empresa canadiense RIM, donde es almacenado hasta
que el Blackberry del receptor se encuentre disponible, emprendiendo
el viaje de regreso. El mensaje supuestamente viaja encriptado, pero
es imposible para ninguno de nosotros verificar cómo se almacena el
mensaje en en los servidores de RIM, o si alguna agencia de seguridad
extranjera los intercepta y revisa durante todo ese viaje de ida y
vuelta por la Internet estadounidense.
Todo lo dicho arriba también es válido si usas LiveProfile, WhatsApp,
GTalk, MSN Messenger, Twitter, Facebook o Identica, ya sea en un
iPhone, un Nokia, un Blackberry o un Android. Esto continuará
ocurriendo hasta que construyamos una red de mensajería instantánea,
propia, venezolana y encriptada, que pueda usarse en los dispositivos
móviles de quienes trabajan para el Estado.
Hablemos de espionaje.
En noviembre de 2011, el investigador Trevor Eckhart anunció haber
descubierto que la empresa estadounidense Carrier IQ, en complicidad
con numerosas operadoras de telefonía móvil, había colocado en
millones de celulares un software oculto que monitoreaba, guardaba y
transmitía las acciones de los usuarios, incluyendo todo lo que
tecleaban en sus aparatos, los mensajes de texto que enviaban, los
sitios web que navegaban y mucha información adicional. El software
estaba implantado en celulares Android, iPhone, Nokia y Blackberry.
Las operadoras aseguran que la información se usaba para "mejorar la
experiencia" de sus usuarios. Si bien no se pudo comprobar que el
software espía de Carrier IQ esté presente en celulares venezolanos,
tampoco se puede asegurar que no hayan otros softwares similares.
Hablemos de espionaje.
En abril de 2011 el entonces presidente del CNTI, Carlos Figueira,
reconoció que sólo el 27% de las computadoras de escritorio del Estado
venezolano, y sólo el 60% de los servidores, han migrado a tecnologías
libres (ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125855). Esto
significa que decenas de miles de computadores de los entes públicos
venezolanos continúan usando software cerrado, como Microsoft Windows
y similares, del cual es imposible conocer si hay puertas traseras y
mecanismos de espionaje o monitorización instalados. Desde 2004 hay un
decreto presidencial para migrar a tecnologías libres, que tienen la
particularidad de ser totalmente abiertas, revisables y auditables.
Hasta diciembre de 2011, Cantv continuaba vendiendo computadores VIT
con licencias de Windows originales, compradas a Microsoft. No sólo
permitimos que nos espíen, sino que les pagamos por ello y les damos
las gracias.
Hablemos de sabotaje.
El presidente Mahmud Ahmadineyad visita Venezuela y Latinoamérica.
Meses atrás, él tuvo que reconocer que la Central Nuclear de Bushehr
fue afectada en sus operaciones por el virus Stuxnet, creado por los
gobiernos estadounidense e israelí, en aparente cooperación con la
empresa Siemens, buscando sabotear los sistemas computarizados SCADA
hechos por esa empresa, que se encargan del funcionamiento
automatizado de la central nuclear. El virus se esparció gracias a
debilidades de Microsoft Windows.
Curiosamente, los sistemas SCADA en la industria eléctrica venezolana
también son marca Siemens, y el sabotaje en la industria eléctrica fue
un tema recurrente en 2010 y 2011. Siemens también fue acusada por
Grecia en 2011 de sobornar con millones de euros a funcionarios
público para amañar las licitaciones durante las Olimpiadas de 2004.
Pdvsa se toma el asunto con seriedad, construyendo a través del
proyecto "Guardián del Alba" un SCADA propio.
Hablemos de espionaje.
El censo en Venezuela en 2011 se realizó usando tecnologías cerradas
basadas en Windows y bases de datos Oracle, un software para
almacenamiento de datos totalmente cerrado, construido por una empresa
que nació hace tres décadas como un proyecto de la CIA, y que hoy
trabaja cotidianamente con el gobierno estadounidense. El sistema
nacional de identificación basado en la nueva cédula electrónica
también iba a ser construido usando tecnologías cerradas basadas en
Oracle, si bien el equipo liderado por el director del Saime, Dante
Rivas, aparentemente está trabajando en implementar alternativas de
código abierto.
Hablemos de espionaje.
En los años sesenta los insurgentes venezolanos eran unos verdugos en
el anonimato y la evasión: hablaban en clave, se hacían señas usando
plantas, puertas, toques y chillidos; se telefoneaban evadiendo a la
Digepol, tenían múltiples identidades y sabían disfrazarse hasta con
un coleto. Hoy sus nietos tienen perfiles en Facebook donde suben sus
fotos y las de sus padres y hermanos; muestran sus vehículos, señalan
dónde pasan sus vacaciones, geolocalizan sus viviendas, identifican
sus sitios de estudio y trabajo, etiquetan a sus parejas, delatan a
sus amigos, tuitean sus pensamientos y guglean sus emociones. Dejan a
los agentes de la CIA sin empleo.
Hablemos de conformismo y facilismo.
El cinismo de quienes nos espían se maximiza en muy alta definición,
cuando nos acusan a nosotros de ser los espías. Pero nosotros también
tenemos la culpa cuando les ponemos a ellos las cosas tan fáciles:
Difícilmente veríamos a algún funcionario del gobierno de Barack Obama
usando un celular ensamblado en Venezuela: ellos saben que nos
estarían dando un poder inmenso. Ni tampoco usarían los servicios de
empresas o entes venezolanos, a menos que pudieran auditarlos
completamente y asegurarse hasta la más mínima duda de que no los
estamos monitoreando. Nosotros, en cambio, les ponemos todo en
bandeja. Usamos sus productos, sus servicios y su tecnología para
decirles todo lo que planeamos hacer y cómo lo estamos haciendo. Y
hasta les pagamos por ello.
Apoyemos y defendamos a Livia, pero apoyemos también la iniciativa de
quienes luchan por tecnologías libres, propias y venezolanas.
saguete@gmail.com
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