lunes, 18 de junio de 2012


La OTAN
Prepara la mayor operación de intoxicación de la Historia

por Thierry Meyssan
Países
miembros de la OTAN y del Consejo de Seguridad del Golfo (CCG) están preparando
un golpe de Estado y un genocidio sectario en Siria. Si usted desea oponerse a
esos crímenes, actúe de inmediato. Haga circular este artículo a través de
Internet y póngase en contacto con sus representantes democráticamente
electos.
Red
Voltaire | Damasco (Siria) | 10 de junio de 2012
français
Dentro
de varios días, quizás a partir del mediodía del viernes 15 de junio,
los sirios
que traten de ver los canales nacionales sólo captarán en sus televisores otros
canales creados por la CIA. Imágenes filmadas en estudio mostrarán masacres
imputadas al gobierno, manifestaciones populares, ministros y generales
dimitiendo, al presidente al-Assad dándose a la fuga, a los rebeldes
reuniéndose
en pleno centro de las grandes ciudades así como la llegada de un
nuevo gobierno
al palacio presidencial.
El
objetivo de esa operación, dirigida directamente desde Washington por Ben
Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos, es
desmoralizar a los sirios y permitir así un golpe de Estado. La OTAN, luego de
haberse estrellado contra el doble veto de Rusia y China en el Consejo de
Seguridad de la ONU, lograría así conquistar Siria sin tener que atacarla
ilegalmente. Sea cual sea la opinión de cada cual sobre lo que está sucediendo
en Siria, Lo cierto es que un golpe de Estado pondría fin a toda esperanza de
democratización.
De forma
totalmente oficial, la Liga Árabe ha solicitado a los operadores de los
satélites Arabsat y Nilesat que pongan fin a la retransmisión de los medios
sirios, tanto públicos como privados (Syria TV, Al-Ekbariya,
Ad-Dounia, Cham TV,
etc.). Ya existe un precedente dado que la Liga Árabe impuso anteriormente la
censura contra la televisión libia para impedir que los dirigentes de la
Yamahiria pudieran comunicarse con su propio pueblo. No existe en Siria ninguna
red hertziana en que los canales de televisión se capten exclusivamente vía
satélite. Pero este corte no dejará las pantallas en blanco.
En
efecto, esta decisión sólo es la parte visible del iceberg. Según nuestras
informaciones, varias reuniones internacionales han tenido lugar esta semana
para coordinar la operación de intoxicación. Las dos primeras reuniones, de
naturaleza técnica, se desarrollaron en Doha (Qatar). La tercera, de carácter
político, tuvo lugar en Riad, (Arabia Saudita).
En la
primera reunión participaron los oficiales de guerra sicológica
«incrustados» en varias televisiones satelitales, como Al-Arabiya,
Al-Jazeera, BBC, CNN, Fox, France24, Future TV y MTV –ya es sabido que desde
1998 oficiales de la United States Army’s Psychological Operations Unit (PSYOP)
han sido incorporados a la redacción de la CNN, práctica que la OTAN extendió
después a otras estaciones televisivas de importancia estratégica. Estos
oficiales redactaron de antemano una serie de noticias falsas, en
función de una
historia falsa concebida por el equipo de Ben Rhodes, en la Casa Blanca. Se
estableció un procedimiento de validación recíproca en el que cada medio debe
citar las mentiras de los demás para darles credibilidad a los ojos de los
telespectadores. Los participantes decidieron además no limitarse a
requisicionar únicamente los canales de la CIA para Siria y el Líbano (Barada,
Future TV, MTV, Orient News, Syria Chaab, Syria Alghad), sino también unos 40
canales religiosos wahabitas que exhortarán a desatar masacres confesionales
bajo la consigna «¡Los cristianos a Beirut, los alauitas a la
tumba!»
En la
segunda reunión participaron ingenieros y realizadores encargados de planificar
la fabricación de imágenes de ficción, en las que se mezclan secuencias rodadas
en estudios a cielo abierto con imágenes generadas por computadora. En estas
últimas semanas se han montado, en Arabia Saudita, varios estudios que imitan
los dos palacios presidenciales sirios y las principales plazas de Damasco, de
Alepo y de Homs. Ya existían ese tipo de estudios en Doha, pero resultaban
insuficientes dada la envergadura de la operación planteada.
En la
tercera reunión participaron el general James B. Smith, embajador de Estados
Unidos; un representante del Reino Unido y el príncipe saudita Bandar Bin
Sultan, el mismo a quien el presidente George Bush padre designaba como su hijo
adoptivo, al extremo que la prensa estadounidense comenzó a llamarlo «Bandar
Bush». El objetivo de esta reunión fue coordinar la acción de los medios con
la acción del «Ejército Sirio Libre», conformado esencialmente con los
mercenarios a sueldo del príncipe Bandar.
La
operación ya venía gestándose desde hace meses, pero el Consejo de Seguridad
Nacional de Estados Unidos decidió acelerarla después de que el presidente ruso
Vladimir Putin notificó a la Casa Blanca que Rusia se opondrá por la fuerza a
todo intento ilegal de intervención de la OTAN contra Siria.
Esta
operación comprende dos etapas simultáneas: por un lado, inundar los medios de
noticias falsas, y por el otro, censurar o bloquear toda posibilidad de
respuesta.
El hecho
de prohibir las televisiones satelitales para desencadenar y dirigir una guerra
no es nada nuevo. Bajo la presión de Israel, Estados Unidos y la Unión Europea
han prohibido sucesivamente canales de televisión libaneses, palestinos,
iraquíes, libios et iraníes. Ningún tipo de censura se ha impuesto contra
canales vía satélite provenientes de otras regiones del mundo.
La
difusión de noticias falsas tampoco es nada nuevo. Cuatro pasos significativos
en el arte de la propaganda se han dado por vez primera durante el último
decenio.
En 1994, una estación de música pop, la Radio Libre de
Mille Collines (RTML) dio la señal que desencadenó el genocidio ruandés al
exhortar a «¡Matar a las cucarachas!».
En 2001, la OTAN utilizó los medios de prensa para
imponer una interpretación de los atentados del 11 de septiembre y justificar
los ataques contra Afganistán e Irak. Ya en aquella época fue Ben Rhodes el
encargado de redactar, por orden de la administración Bush, el informe de la
Comisión Kean Hamilton sobre los atentados.
En 2002, la CIA utilizó 5 canales (Televen,
Globovisión, Meridiano, ValeTV y CMT, para hacer creer que enormes
manifestaciones habían obligado al presidente democráticamente electo de
Venezuela, Hugo Chávez, a renunciar a su cargo, cuando en realidad
estaba siendo
víctima de un golpe de Estado militar.
En 2011, France24 desempeñaba de facto el papel
de ministerio de Información de Consejo Nacional Libio, al que incluso estaba
vinculada por contrato. Durante la batalla de Trípoli, la OTAN hizo filmar en
estudio y difundir a través de Al-Jazeera y de Al-Arabiya imágenes que
mostraban
a los rebeldes libios entrando en la plaza principal de la capital cuando en
realidad se encontraban aún lejos de la ciudad, de manera que los habitantes,
convencidos de que la guerra estaba perdida, cesaron toda
resistencia.
Los
medios de prensa ya no se conforman con apoyar la guerra. Ahora hacen la
guerra.
Este
dispositivo viola los principios básicos del derecho internacional, empezando
por el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que
estipula el derecho a «recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión».
Y lo más importante es que viola las resoluciones de la Asamblea General de la
ONU, adoptadas al término de la Segunda Guerra Mundial para prevenir las
guerras. Las resoluciones 110, 381 y 819 prohíben «los obstáculos al libre
intercambio de informaciones e ideas» (en este caso, el bloqueo de los
canales sirios) y «la propaganda tendiente a provocar o estimular cualquier
tipo de amenaza contra la paz, de ruptura de la paz o todo acto de
agresión». A la luz del derecho, la propaganda a favor de la guerra es un
crimen contra la paz. Es incluso el más grave de los crímenes, ya que hace
posibles los crímenes de guerra y el genocidio.
Thierry Meyssan


saguete@gmail.com
http://tl.gd/htjc38 ·

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